Nuestra sociedad contemporánea mantiene relaciones muy contradictorias con la manipulación. Por un lado, se la presenta como una actividad inmoral: sería la manifestación de una dimensión degradante de la actividad humana y de la vida en sociedad. Pero en otro plano ¡la manipulación está por todas partes! Hasta el punto que ningún ámbito de la actividad humana parece escapar a sus tentáculos: en el trabajo, en las relaciones sociales y familiares, en la vida en pareja, en los medios de comunicación, en las ventas, el marketing, la publicidad, la gestión, las finanzas, la política, todo el mundo manipula todo el tiempo a todo el mundo. Acabemos de una vez, si así lo deseas, con algunas creencias ampliamente extendidas, y miremos las cosas de frente sin sucumbir a las sirenas de un idealismo inhumano.
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